Luis Roberts
Foto de familia de los... Aristomicifuces |
Acabo de disfrutar por
partida doble, gracias al “cuento” de Edgardo y al artículo de Antonio Peña, de
la rentrée de Ritos, y he
pensado que la mejor manera de combatir los 42 grados de temperatura a las 8 de
la noche que estoy padeciendo, es reincorporarme yo también a Ritos,
escribiendo alguna precisión sobre este artículo, cuya idea central comparto
con el autor y con mi querida y admirada Yajaira Arcas.
Dicha precisión estriba en
cambiar lo “imposible” por lo “muy difícil”. De hecho, se traduce poesía desde
hace siglos, con diferentes resultados, con mayor o menor fortuna, como en toda
traducción. Traducir poesía es lo más difícil que hay en el mundo de la
traducción, más incluso que traducir humor. El humor se basa casi siempre en referentes
culturales, a veces muy locales, cuya traducción difícilmente puede hacer
esbozar la más mínima sonrisa al lector del texto traducido. La poesía, como
dice Jakobson a causa de las rimas, de las asonancias, de los efectos del ritmo
y, en mayor medida, de todos los fenómenos de versificación que caracterizan el
texto poético, es un tipo discursivo en el que “las representaciones verbales
(fonéticas y semánticas) atraen sobre ellas una atención mayor” que en el lenguaje
normal. Por ello, es muy frecuente que la poesía la traduzca un poeta, y el
humor, traductores con un gran sentido del humor, en ambos casos, en la
traducción de la poesía y del humor, se evidencia muy frecuentemente, por
necesidad las más de las veces, que no por mediocridad, el adagio de traduttore traditore, pero como
contrapartida, realza la capacidad y el rol creativo del traductor.
En mis clases de Estilística Comparada
del Francés, iniciaba la materia distinguiendo la estilística comparada de la estilística
a secas, como parte de la crítica literaria, y hacíamos un análisis estructuralista
de «Los gatos» (Les chats) de Charles
Baudelaire, uno de los poemas más traducidos y a más lenguas, de la literatura,
junto con «El cuervo» (The Crow) de
Edgar Allan Poe. Recuerdo la mirada aterrorizada de muchos alumnos a quienes se
les sacaba de su rutina de traducir textos sobre la industria petrolera, pero
también la sonrisa agradecida y expectante de otros.
Hace ya más de 15 años, una alumna, María del Valle Bello, hizo una traducción académica y lingüísticamente perfecta de Les chats, con su estructura de soneto, respetando la rima, con una traducción muy cerca de la literalidad, para hacerlo aún más difícil, que mereció la mayor puntuación, pero cuál no sería mi sorpresa cuando vi que me adjuntaba, como bonus, una versión libre «a la venezolana», que he conservado y que quiero adjuntar aquí, como homenaje a ella, a Mava, y a todos los traduttori traditori, a quienes además les sobra capacidad creativa, como a todo buen traductor.
Los micifuces
Los tórtolos empedernidos y las lumbreras abstinentes
al hacerse veteranos, aman igualmente,
al rey de la casa, micifuz manso y omnipotente,
holgazán como ellos y friolento hasta pelar los dientes.
Amigos de la ciencia y del erotismo,
buscan la mudez y el espanto en la negrura;
serían los tétricos recaderos del Abismo,
si al volverse cachifos no perdieran la compostura.
Tienen la fantasía de ser encopetados
como las larguiruchas esfinges de lugares apartados,
que parecieran echarse un camarón infinito;
están sus riñones prolíficos llenos de chiribitas mágicas
y unas motas de oro, que parecen granitos,
titilan casi invisibles en sus pupilas enigmáticas.
luisroberts@gmail.com
Año IX / N° CCCLXII / 16 de agosto del
2021
Muchas gracias. Disfruto leer Ritos de Ilación!!!
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