lunes, 21 de mayo de 2018

Equívocos y tergiversaciones del habla [CCIX]

Daniel Álvarez


 
Juanito, el de las habichuelas mágicas...
¿caído del cielo o caído de la mata?


         Dentro del amplio sistema de la lengua, existe un conjunto de palabras que suelen funcionar como una sola unidad de sentido, las cuales son conocidas como expresiones, o, como se hacen llamar en lexicología, locuciones, las cuales, en ciertas ocasiones, tergiversan sus significados con el de otras unidades fraseológicas, debido a que en ellas la cohesión semántica carece de transparencia. En otros términos, el significado de sus palabras es traslaticio y, en gran parte de las situaciones, suele tratarse de figuras metafóricas.
         No ocurre lo mismo con las colocaciones, por ejemplo, otro tipo de unidad fraseológica cuyo significado puede identificarse a través de la relación de las palabras que la constituyen.
         Volviendo a las locuciones, básicamente, su significado se forja en el habla, es decir, se construye a partir del uso que cada hablante hace de la lengua. Así pues, como se mencionó anteriormente, en ciertos casos, los significados de estas expresiones engañan y generan fluctuaciones en el sistema de la lengua, debido a las similitudes entre sus estructuras. Este es el caso de las expresiones caído de la mata y caído del cielo, las cuales varían, únicamente, por la presencia de un pequeño sustantivo. No obstante, esto ocasiona un cambio absoluto de significado. Para muchos quizás podrían verse como frases equivalentes; sin embargo, estas locuciones representan acciones completamente desiguales, aunque ambas provienen de un proceso de metaforización. Dicho de otra manera, ambas expresiones sustituyeron su significado real u originario por un sentido figurativo; por lo que su significado pasó a ser connotativo, es decir, adquirió un significado sugerido, añadido en el momento en el que se emplea, por lo cual depende del contexto, de aquella situación que rodea la comunicación y a sus participantes.
         Retomando de nuevo aquel ejemplo de las expresiones recién mencionadas, caído de la mata define a una persona despistada, torpe o distraída. Es una expresión que se utiliza para indicar que alguien no es astuto, e incluso, en ocasiones, para señalar a un individuo aletargado. Mientras que, la frase caído del cielo, es definida por el diccionario reverso como una expresión que “indica que algo sucedió en el momento y lugar adecuado”. Vale decir que esta unidad fraseológica proviene de aquellas filosofías y religiones que promulgaban que en el cielo yacían aquellos personajes poderosos y divinos, de quienes se obtenían dichas y fortunas. Desde entonces, esta expresión comenzó a emplearse para señalar todo aquello que ocurría o se había obtenido por medio de una intervención celestial.
         Algo similar ocurre entre las expresiones cruzar el charco y cruzar los dedos, metáforas que también comparten una estructura similar, pero difieren en sus significados. La primera alude al viaje trasatlántico entre Europa y América, la cual comenzó a ser empleada, originalmente, por los colonizadores europeos, y, posteriormente, por los emigrantes, para referirse a la acción de cruzar el Océano Atlántico para ir a América. Por otro lado, la frase cruzar los dedos es una unidad fraseológica que hace referencia a una superstición, la cual representa un gesto que suele hacerse para atraer buena suerte. Aunque también es empleada para desear suerte a alguien. De ahí que surgieran frases como cruza los dedos para darme suerte.
         De este tipo de fenómenos se encarga la fraseología, aquella ciencia que se dedica al estudio de esas combinaciones de palabras de sintaxis total o parcialmente fija, es decir, al estudio de aquellas unidades fraseológicas como las colocaciones y locuciones, las cuales no solo llenan de singularidades pintorescas al gran universo de la lengua, sino que incluso, manifiestan aquellos rasgos distintivos de un dialecto de un país o región en particular. Así pues, esa larga lista de expresiones no deja de embellecer esa habla coloquial que reina por las calles de la ciudad, y que, a la vez, no deserta en causar dudas y ambigüedades en aquel que desconoce el significado de esas frases tan extravagantes y enigmáticas.

danielalejandro.alba@gmail.com




Año VI / N° CCIX / 21 de mayo del 2018




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