Andrea
Villada
Agentes alérgenos, o
alergenos, que enferman a las personas. El violinista enfermo (1886), de Cristóbal Rojas |
Las
normas de acentuación son bastante claras en nuestro idioma español y todos las
conocemos bien, o al menos, a estas alturas de nuestras vidas, deberíamos
conocerlas. Así, sabemos que existen cuatro tipos de palabras según la
ubicación de la sílaba tónica: agudas (acentuación en la última sílaba), graves
(acentuación en la penúltima sílaba), esdrújulas (acentuación en la
antepenúltima sílaba) y sobresdrújulas (acentuación en cualquier sílaba que
esté antes de la antepenúltima) y que cada una viene con su propio reglamento
en cuanto a la inclusión de la tilde.
Hasta
allí todo está bien, ¿no es cierto? Pero, dado que la primera área de estudios
en la que me especialicé es una ciencia de la salud, me di cuenta de que nadie
se termina de poner de acuerdo en cuanto a la pronunciación de ciertas
palabras. De esta forma, tan solo en medicina, pude conseguir al menos tres que
parecieran graves o esdrújulas dependiendo de la preferencia de quien las
pronuncia. Estas son omoplato/omóplato, alveolo/alvéolo, cardiaco/cardíaco y diabetes/diábetes.
Así que
me di a la tarea de buscar en la sagrada biblia de cualquiera que estudie
Idiomas Modernos, el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, para ver, de una
vez por todas, cómo es que se pronuncian dichas palabras. Es así como llegué a
notar que, aunque al parecer sea el que lleve la batuta, el ámbito de la salud
no es, ni de cerca, el único afectado por estas ambivalencias idiomáticas en
las que el acento de la palabra puede recaer en diferentes sílabas. Encontramos
entonces palabras como vídeo/video, austríaco/austriaco, olimpíada/olimpiada, período/periodo, policíaco/policiaco, zodíaco/zodiaco, kárate/karate o amoníaco/amoniaco, y
todas son aceptadas como válidas para nuestra famosa academia idiomática.
De este
modo me di cuenta de que hay estructuras como los alveolos o alvéolos
pulmonares y también el omoplato u omóplato, que puede decirse de cualquiera de
las dos formas aunque la gente prefiera llamarlo simplemente “paleta”. Así mismo, existen agentes alérgenos o
alergenos que enferman a las personas. También me enteré de que a muchos de
nosotros nos llegó a dar rubeola o rubéola cuando estábamos chicos y de que los
hombres son más propensos a sufrir de enfermedades del corazón tales como la
isquemia cardíaca o cardiaca, así como de que hay pacientes con hemiplejia o
hemiplejía, o con reuma o reúma, sin contar con que, si alguien piensa que
sufre de todas estas cosas, entonces probablemente se trate de un hipocondríaco
o hipocondriaco.
Aparentemente,
la RAE respeta la preferencia de quienes utilicen tales palabras (a excepción
del propio diccionario de la computadora que me ha llenado de líneas rojas todo
este artículo) permitiéndoles poner el acento en dos sílabas distintas, pero no
duda en darle una acotación a la diábetes indicando que se trata de un
venezolanismo pues, para el resto del mundo y como hace poco le escuché decir a
un profesor, la diabetes es una enfermedad grave… jamás esdrújula.
andrealvilladac@gmail.com
Año
IV / N° CXXVI / 3 de octubre del 2016
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