lunes, 25 de agosto de 2014

Et cetera (II) [XIX]

Edgardo Malaver




            En la segunda oración, no tiene sentido decir “entre otros”, porque el conjunto de países sudamericanos es finito y existen países que sencillamente no son sudamericanos, de modo que decir “entre otros” implicaría “contaminar” el conjunto, es decir, “otros países” no es lo mismo que “países sudamericanos”. Entre otros es, pues, señal de imprecisión y no concuerda con este caso.
            La primera forma de hacer esta distinción es, entonces, observar sin entre otros puede referirse, como etcétera, a elementos de un conjunto cerrado sin alterar su contenido. Parece que no es posible.
            La segunda forma puede estar más vinculada a los conjuntos abiertos de cosas y la variabilidad de la posición de las partes de la oración. Observemos: usted puede decir: “Tenemos, entre otras, zanahorias, papas y remolachas”; pero nadie diría: “Tenemos, etcétera, zanahorias, papas y remolachas”. La conclusión aquí es que siempre que usted pueda mover una de las dos expresiones al lugar de la otra y funcione adecuadamente sin hacer más cambios, son sustituibles.
            Además, cuando usted dice: “Vendemos cámaras fotográficas, resmas de papel, bolígrafos, entre otros”, uno puede preguntarse: ¿Entre otros qué?, ¿qué sustantivo hace concordancia con ese otros? No pasa esto con etcétera porque ‘el resto’, ‘lo demás’, lo que no nombramos pero que usted sabe lo que decimos’ está siempre claro: es lo demás.
            El esfuerzo por erradicar el uso de etcétera es tan terco y radical, que se llegan a decir cosas como ésta: “OTROS parques, como Los Caobos, Los Próceres, El Ávila, entre OTROS, no albergan animales en cautiverio”.
            Sin embargo, sí hay casos en que ciertamente las dos expresiones pueden ser equivalentes (o sinónimas), sólo que no son simplemente sustituibles una por otra, a menos que se hagan cambios en la oración. Veamos:

·         Hemos atendido muchísimas enfermedades, como la rubeola, el dengue, la leishmaniasis, etc.
·         Hemos atendido muchísimas enfermedades, como la rubeola, el dengue y la leishmaniasis, entre otras.

Está claro, ¿verdad? En el primer caso, la enumeración no cierra por las razones que ya se han expuesto, pero el segundo exige que cerremos la enumeración (introducir la conjunción y) y ofrece, además, la posibilidad de cambiar el sintagma ‘entre otras’ de lugar. A pesar de todo, hay que dejar sentado que, en realidad, ese ‘entre otras’ redunda con ‘como’ Eso no pasa en la primera oración.
            El uso de la palabra etcétera no tiene, entonces, nada de problemático, equivocado, indebido u obsoleto. Es una palabra que ha subsistido hasta hoy porque cumple una función para la cual la lengua sigue requiriéndola. Las palabras sólo dejan de usarse cuando los hablantes se dan cuenta de que ya no les sirven. Pero esta es harto útil, y el sustituto que le han buscado los que se creen fiscales de la lengua —no, por supuesto que no me refiero a la Academia— sencillamente no encaja.
            Qué triste y qué desabrido sería, si la palabra etcétera no conservara de hecho su significado y sus valores peculiares, el título de aquel libro de Susan Sontag: Yo, etcétera (1978), en el que el sujeto parece ponerse de primero y luego a los demás. Yo, entre otros sería no sólo una mala traducción: sería la actitud contraria.


emalaver@gmail.com




Año II / Nº XIX / 25 de agosto del 2014

1 comentario:

  1. Confieso que hasta que leí este artículo era una asidua usuaria del término "entre otros". Quizá el "etcétera" ya no sea considerado tan elegante pero eso no es lo que importa, como bien lo refleja esta entrada; lo que importa es que ambos términos no comparten significado, por lo que deben usarse cada uno en su debido contexto.

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